21 oct 2007

LAS BALADAS DE FATS

Cuando entré a Notorius,escuché su inconfundible trompeta,me apuré porque creí que el show había comenzado pero no,era la prueba de sonido y allí lo ví,con sus 70 años,vestido con remera y pantalón negro rematados con zapatillas deportivas blancas.
Es que Roberto "Fats " Fernandez mientras presentaba su noveno disco "Baladas" brillaba en el escenario acompañado de un pianista que cuando comenzó el show nos dejó con la boca abierta.Flor de dupla,dije mientras ambos creaban sonidos mágicos con sus dedos.
La dulzura de las baladas ingresó lentamente en el local y el silencio de todos los presentes fue agradecido varias veces por El Gordo y definido por el respeto a una música sana,como le gusta decir.
Mágica noche la de anoche.Volví tarareando en mi auto mientras pensaba que acababa de ver una vez más al trompetista que representa más cabalmente al jazz en la Argentina,ese que entre tema y tema nos contó historias de su vida,de su amor por su mujer y su perro,del tema dedicado a su suegra,de su pasado y de su presente.
Fats empezó a tocar profesionalmente a los 17 años, con la Georgian's Jazz Band. Unos años después se unía al quinteto del Gato Barbieri y al grupo Sanata y Clarificación del guitarrista Rodolfo Alchourrón. Con apenas un poco más que 20 años, disfrutó de las noches mágicas del boliche Jamaica, de la posibilidad de escuchar en vivo a la legendaria cantante Ella Fitzgerald y al trompetista Roy Eldrige.
Hacia fines de los años 50, Fats trabajaba en varios grupos de jazz tradicional, pero a la noche, luego de los shows, iba al New Inn, en la zona del bajo, donde con Pichi Mazzei, Alfredo Remus, Bubby Lavecchia y el Flaco López Ruiz hacía standards en el estilo bebop de Parker. Fats dice que el jazz moderno comenzó aquí en tres lugares: el Hot Club de Buenos Aires, el centro Amigos del Jazz y el New Inn. Dice que en estos lugares se desarrolló la tradición jazzística de Buenos Aires, que luego se repartió por los distintos clubes y bailes.
Vecino de La Boca, lugar del que jamás se mudó, trabajaba en una banda de jazz para luego atacar las frases más expresivas de su repertorio en encuentros de amigos como los que durante meses sostuvo en el famoso Jamaica, donde el trío de Baby López Fürst, el Negro González y Néstor Astarita creaban el jazz más moderno en su concepción armónica de la ciudad, tras la apertura hecha por el quinteto de Astor Piazzolla.

Sus contactos lo llevaron a tocar con Ray Charles. El Village Vanguard lo recibió durante los 90. Tocó con Joe Lovano y la Mel Lewis Orchestra y un año después con Bradford Marsalis. Desde finales de los 80 Fats se presentó en todas las ediciones de la Anual Brass Conference que se realizan en Nueva York. Wynton Marsalis lo ubicó como uno de los diez mejores de los años 90

En La Boca todo le es familiar, de ahí que se entiende su dificultades para aclimatarse a otras metrópolis. Ninguna lo puede cobijar como la República de La Boca, de la cual el Gordo es ciudadano ilustre.

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