8 may 2007

EL CAMINO ES FATAL COMO LA FLECHA

El porvenir es tan irrevocable

como el rígido ayer.

No hay una cosa que no sea una letra silenciosa

de la eterna escritura indescifrable

cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja de su casa

ya ha vuelto.

Nuestra vida es la senda futura y recorrida.

El rigor ha tejido la madeja.

No te arredres .La ergástula es oscura,

la firme trama de incesante hierro,

pero en algún recodo de tu encierro

puede haber una luz, una hendidura.

El camino es fatal como la flecha.

Pero en las grietas, está Dios que acecha.

-/-

Jorge Luis Borges

"Para una versión del I Ching"

EL AMOR,ESA BELLA DAGA

LA CASA DE LAS DAGAS VOLADORAS


Si le hacemos caso a Deleuze, y coincidimos con él en que la historia del cine es un prolongado martirologio , habría que decir que la historia del cine chino corresponde al paroxismo de tal afirmación. En efecto, de las llamadas “Cinco Generaciones del Cine Chino”, sólo dos parecen haber escapado a los regímenes totalitarios que sofocaron casi cualquier tipo de creación artística ajena al programa oficial propagandístico; la primera, que abarcó desde comienzos del siglo XX hasta el inicio de la invasión japonesa (1931) y la última, aún vigente, marcada por el aperturismo impulsado por Deng-Xiaoping, que entre otras cosas permitió que la Escuela Oficial de Cine de Pekín reabriera en 1978. De esta promoción surgen los cineastas más interesantes de la quinta generación, ente ellos Chen-Kaige, quien logró renombre gracias a su primera película, Tierra Amarilla, estrenada el año 1984.
Por esta cinta Zhang Yimou recibió un premio a la mejor dirección de fotografía, distinción que había obtenido ya en 1982 por el filme Uno y Ocho, del director Zhang-Chunchao .
Esta de más decir que pocos años después, Zhang Yimou se convirtió, ya como director, en el cineasta más importante de la llamada “Quinta Generación del Cine Chino”.
Muchos quizás hoy no conservan en el recuerdo aquellas bellas primeras cintas de Yimou; Judou, Sorgo Rojo, La Linterna Roja. Cuesta más aún recordarlas si en la memoria está fresco el centelleo de Hero. En su última entrega, La Casa de las Dagas Voladoras, ya no nos quedan dudas; aquel Zhang Yimou embelesado con la belleza introvertida de su otrora musa, Gong Li, no volverá. En cambio está este otro, apagado como autor, pero rabiosamente encendido en cuanto a su imaginario, casi como un adolescente que ha encontrado nueva chica. Y la tiene, y resulta que es la popular de la clase; la deslumbrante Zhang Ziyi. Ella hace juego con el brillo de las espadas y las dagas, con la naturaleza lustrosa y tirante, porque como ella todo debe ser brillante y turgente, como una gota de agua o sangre furiosa que ataca.
Nadie más que el propio Yimou puede comprender su propio proceso. Quizás ni el mismo lo comprenda. Aunque tal vez no haya nada que entender. Las cosas sucedieron simplemente. Por un lado, la atormentada niñez y juventud de Yimou, vivida en plena instauración de la República Popular China, discriminado por sus parentescos Nacionalistas, enviado a trabajar como peón en el campo bajo míseras condiciones durante la Revolución Cultural de 1966, rechazado en principio de la Escuela de Cine por ser demasiado viejo, etc…realmente un martirologio para un tipo que se convierte en el propio héroe de su vida. Y a nivel generacional, tras esa catártica etapa de querer denunciar al mundo exterior el horror de la represión Maoísta en películas como “Adiós a mi Concubina” (Chen Kaige), viene una natural apropiación de aquellos temas que hasta entonces habían sido prohibidos por ser considerados contrarrevolucionarios. Es decir, cine de entretenimiento, burgués, feudal, fantástico. Sumémosle a esto el imparable crecimiento de China como potencia económica y empezaremos a entender porque La Casa de las Dagas Voladoras es la consecuencia lógica en la filmografía de un director que tal vez fue prematuramente considerado como autor.
En efecto, Yimou es un artesano, quien luego de experimentar con un cine (al parecer) propio, ha vuelto a su originaria condición de ejec
utor a encargo. Primero fue en la dirección fotográfica y ahora lo hace dirigiendo un producto claramente vinculado a sus productores.
La Casa de las Dagas Voladoras se presenta entonces como una película óptima para desplegar el oficio. Un trama simple, protagonistas reconocibles y taquilleros (tanto como pueden serlo actores asiáticos), la posibilidad de desafiar cualquier verosímil en beneficio de una visualidad pletórica en movimientos , un tipo de cine en el que hasta la acción de revolver una taza de té es propicia para armar una coreografía exquisitamente nula, encantadoramente superficial. Pero también un cine en el que los protagonistas, los verdaderos personajes, quedan presos bajo las condicionantes estéticas de una diégesis cosificada, en sus vestuarios, en sus maquillajes, en los encuadres perfectos, en el color que, cuidadosamente elegido, les acompaña en cada tramo de su viaje. Es esta la verdadera cárcel, a
esto es a lo que están atados y no a sus sentimientos y lealtades, como supone la historia de amor entre la miembro de Las Dagas Voladoras y el espía imperial. En síntesis, una película que seduce pero que no enamora, y por lo tanto eventualmente infiel; un producto ideal de exportación, especialmente dirigido para el ojo que espera una pantalla llena, exuberante, henchida.
Mejor, tal vez, pensar en esta película como la revancha de alguien que logró brillar, por sí solo, entre 2 mil millones de almas.

VIVITO Y COLEANDO




Prince Rogers Nelson nació un 7 de junio de 1958 en Minneapolis (Minnesota, EEUU). Actualmente es considerado cantante, compositor, multi-instrumentista y productor de gran talento.
De su padre, John Nelson heredó la pasión por la música ya que formaba parte del grupo, Prince Roger Trio de ahí tomó el nombró para su hijo. Prince acompañaba a su padre por diferentes pubs y salas de fiesta donde tocaba y cuando Prince era todavía muy pequeño le compró su primera guitarra.

En Junio de 1993 se registra de forma legal con otro nombre, o mejor con un símbolo, se le empieza a mencionar como "El símbolo", el dibujo que resulta al fusionar los dos sexos. Con este nuevo "nombre" aparece un nuevo disco, Love Symbol Album. Por aquel entonces empiezan los conflictos con su compañía discográfica, hasta que en 1995, en la ceremonia de entrega de los premios BRIT muestra al público su rostro en el que podía leerse la palabra "esclavo", una manifestación de cómo se sentía con Warner en señal de protesta. Unos meses más tarde publica The Gold Experiencie con reminiscencias al funk de principios de los 80. Un disco que se negaba a editar su compañía discográfica. Este trabajo incluía temas como Pussy Control y I Hate You, además de The Most Beatiful Girl In The World, su balada más dulce en muchísimo tiempo.
En Julio de 1996 aparece Chaos And Disorder, el último disco para su compañía. Ese mismo año lanzó su propia compañía discográfica, New Power Generation, y publicó el sólido triple álbum Emancipation fuera de la órbita de la Warner que, al parecer, no le permitía sacar todo el material que Prince producía, con la consabida rebelión del músico. Este disco lo sacó mediante un acuerdo de distribución con EMI - Odeon y para ser un triple se comportó realmente bien en las listas de ventas con sencillos como Betcha by Golly Wow!, The Holy River o Emancipation.
A partir de 1997, Prince sufrió una serie de boicoteos por parte de la Warner que, en venganza por el desplante propinado por Prince en su contrato que duraba hasta el 31 de Diciembre de 1999, presionó a las compañías con las que Prince intentaba llegar a acuerdos puntuales y no de "esclavitud", como él los llamaba. Así, presionó a la cadena MTV para que no le editara un disco acústico de temas inéditos que iba a tener su correspondiente Unplugged, presionó para que no se pudiera estrenar una obra de ballet que estaba preparando Prince para el mayor teatro de Nueva York y otra serie de eventos.
La empresa ganó esas batallas y Prince se vio obligado a vivir de conciertos (bastante grandes eso sí, siempre rondando los 15.000 espectadores) y de las ventas de sus fans más acérrimos. Todo ello, unido a la muerte de su hijo, Boy Gregory, que tuvo con su ex-esposa Mayte García (bailarina y cantante), que se produjo a los pocos días de nacer, hizo que Prince tuviera importantes problemas sentimentales y anímicos. En este contexto, alejado de las listas de éxito y del reconocimiento público (los críticos alentados por la Warner para que ningún músico más tomara ejemplo de Prince a la hora de intentar tomar el control sobre su obra, se cebaron con él en esa época y obviaron toda la realidad que había detrás del alejamiento de Prince de los medios de comunicación de masas, diciendo cosas como que estaba "muerto" artísticamente y que había perdido todo su genio).
Actualmente Prince está más vivo que muerto. En los últimos años ha recibido varios reconocimientos. ha entrado en el Rock and Roll Hall of Fame y en el UK Music Hall of Fame, en el 2004 fue el artista mejor pagado del año, hizo la octava gira más vista de la historia con cerca de un millón y medio de espectadores en 90 conciertos por USA, ha ganado varios premios en su estilo.

El genio de Minneapolis entregó el Oscar 2005 a la Mejor Canción a Jorge Drexler. Ha publicado Ultimate, un álbum recopilatorio. Fue el artista elegido para el concierto que se realiza en el descanso de la Super Bowl XLI (2007) Sus último álbunes publicados han sido One Nite Alone... (en CD y DVD), Musicology (que le llevó a las lista de éxito), N.E.W.S. y 3121.
Hay voces que relacionan esta reciente resurrección de Prince con su reciente conversión a testigo de Jehová y su matrimonio en Hawaii el 31 de diciembre de 2001, con Manuela Testolini, empleada de Paisley Park (se divorciaron en 2006).
En la 64ªedición de los Globos de Oro, en enero del 2007, el músico de Mineápolis se llevó el galardón a la mejor canción por su tema The song of the heart, inlcluida en la película Happy feet.


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