9 abr 2006

EL AMOR Y LA FURIA

La película narra la historia de una humilde familia descendiente de guerreros mahoríes que hace que lleven en la sangre una fortaleza especial. Una sociedad grabada por el machismo y la violencia y que llevará a esta familia a una insostenible situación.

Si bien la traducción con la que se popularizó esta película en los países de habla hispana ("El amor y la furia") dista bastante de ser una
traducción literal tal vez se asemeje más a la realidad que nos quiere mostrar Tamahori. De amor y de furia está tejida esta historia que de manera increíble nos retrata una cultura en la que reina una tradición guerrera que impregna a la población de una fortaleza particular. Un amor que no entiende de buenas formas, un amor que no sabe hablar de otra manera más que a los golpes y no sabe entender más que con sangre en la comisura de los labios.La película comienza con un ambiente turbio, gris y de chapas oxidadas que contextualiza el mundo de la familia protagonista. Una familia humilde que tiene su sangre marcada por la tradición mahorí que dibuja en cada uno de sus integrantes una fuerte personalidad que ayudará a que puedan sobrevivir a la dura vida que les tocó en suerte. Un padre que bebe a toda hora, una madre sometida al puño de su marido y los hijos que intentan dormir durante noches de descontrol, alcohol y cantos tradicionales. Una vida sórdida la de la madre y sus hijos, quizá no podemos decir que es tan sórdida para un padre que no parece poseer conciencia de sus actos manipulados por unas cuantas botellas de cerveza. Una sociedad donde es hombre quién golpea más fuerte, quién somete más a su esposa, quién más bebe. Y Jake, el padre de la familia, se lleva todos los premios. La película de Tamahori posee una aguda tensión que nos mantiene en una inflexible atención y en distintos momentos nos aprieta el pecho para que al terminar la escena podamos suspirar indignados y dolidos. En la sociedad occidental del tercer milenio los medios de comunicación nos inundan los sentidos de noticias que parecen ser una más grave e increíble que la otra. Asesinatos, violaciones, secuestros, abusos y tantas otras aberraciones consecuencias de la degradación y la locura del ser humano. No hay un respiro entre desgracia y desgracia, no hay tiempo para suspiros y nuestras gargantas acumulan nudos incontenibles. Aún viviendo en este mundo en que las buenas noticias se transforman automáticamente en milagros la película de Tamahori nos transmite una angustia sofocante. Vemos en la película desgracias que también se conocen actuales pero que a la luz de una tradición tan enérgica y pujante como la mahorí tienen una intensidad distinta. La danza del haka es un icono de esta cultura y, como se ve en una de las escenas, se les enseña a los jóvenes para que lleven dentro de sí la fuerza que los va a acompañar el resto de sus vidas y que les dará un poder de resistencia.La banda de sonido de la película aporta al clima ignominioso. En las escenas en que Jake golpea a su mujer o atina a hacerlo suena un fragmento de una de las canciones del filme tiñendo la situación de un suspenso temible y con sonidos poco habituales para el oído occidental que escasamente frecuenta música mahorí.Tamahori nos atrapa y mantiene en permanente tensión desde el comienzo de este filme de ambiente oscuro y apasionado y que abrazado a una cultura de tradiciones imponentes nos transporta a otros tiempos y formas de vivir que nos dejan suspirando. Una cruel realidad que no parece tan lejana cuando nos acercamos a los medios informativos de comunicación pero que a la vez nos parece ajena al verse acompañada por la música y los movimientos del haka. El amor y la furia de quienes una vez fueron guerreros se dibuja con una desaliñada estética en gama de marrones oscuros, negros y rojizos pero que el arte une maravillosamente en los tatuajes que apabullan los rostros de los mahoríes. Amor que permite furias y furias que someten al amor. Tintas que tiñen de dolor pero que también dibujan tradiciones.

Título original: Once were warriors
Nueva Zelanda (1994)
Dirección: Lee Tamahori
Género: Drama

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