LA BELLEZA,EL ESPANTO Y ZARATUSTRA
"Deja que todo te suceda, la belleza y el espanto", escribió el joven Rainer María Rilke, a la sazón enamorado de una mujer mucho mayor que él:Lou Andreas Salomé era rusa, bella e inteligente, y ya reinaba en Berlín cuando el poeta austríaco comenzaba, apenas pasados los veinte, a hacerse conocer. De las virtudes de Lou disfrutaron --algunos, de la belleza; otros, de la inteligencia; no pocos de ambas cosas-- hombres como Friedrich Nietzsche, Paul Ree, Sigmund Freud, Karl Jung o August Strindberg. Y su marido, el señor Andreas, con quien Lou se mantuvo casada cuatro décadas, pero con quien nunca se metió en la cama. Con Rilke sí, y muchos años. Los tres --Rilke, Lou y el señor Andreas-- hicieron largos viajes por Siberia, confraternizaron y compartieron lo que había para compartir, que no era poco y no era sólo una mujer, sino una visión del mundo. Antes de conocer a Rainer y al señor Andreas, Lou ya había dado pruebas de su inclinación por los triángulos, y de eso se ocupó Liliana Cavani en Más allá del bien y del mal, donde mostró el período en el que la rusa vivió con Nietzsche y Ree.
Rilke dejaba que todo le sucediera, lo sublime y lo macabro. En esa frase cabe cierta sabiduría decimonónica --o romántica, vamos-- que el siglo que está por terminar erosionó. No nos preocupa la belleza, sino el espanto, pero nuestras pobres almas tienen una sola puerta por la que pasan ambas cosas. La cerramos para sentirnos seguros, y entonces no pasa nada.
Cuando Nietzsche conoció a aquella jovencita que daba muestras de una singular madurez e inteligencia, y que, por lo demás era excepcionalmente atractiva, se sintió inmediatamente seducido por ella. Pero Lou solo amaba el pensamiento de Nietzsche, en absoluto al hombre. Lo rechazó una y otra vez. Finalmente en 1982, el filósofo perdió toda esperanza. Unas semanas después se encerró en su pequeña habitación; era el mes de febrero de 1883. En pocos días, Nietzsche compuso su gran poema filosófico que nació como fruto del desengaño y la frustración por un amor imposible."Zaratustra" salvó de la locura a Nietzsche durante unos años. Tras la ruptura con Lou, habló de suicidarse; sacó fuerzas de flaqueza, rechazó la posibilidad de cualquier otro amor e intentó transmutar en fuerza interior su soledad. Seis años después se derrumbaría. A partir de 1889 su locura sería irreversible. moriría dos años después.La irrealidad del sueño no impide que Lou y Nietzsche realicen un intenso intercambio intelectual y espiritual.Ella prefirió siempre el contacto espiritual e intelectual antes que el físico. Era indiferente a los sentimientos que despertaba en los hombres que conocía ; prefirió siempre el pensamiento al hombre que lo encarnaba, el contacto espiritual antes que el físico.En el verano de 1880, Paul Ree, Federico Nietzsche y Lou Salomé se encontraron en Lucerna, Suiza. Animados como estaban y en un ambiente de franca y cordial camaradería, fueron a visitar al fotógrafo Jules Bonet. Este tenía en su plató un pequeño carro para decorar escenas campestres. Contrariamente a la opinión del fotógrano, Lou se subió sobre el carro y pidió que Nietzsche y Ree hicieran ademán de tirar de él. Ella, entre tanto, blandía amenazadora un látigo.La foto ha tardado años en conocerse y resulta, cuando menos curioso que el filósofo misógino que escribiera las mayores diatribas contra el espíritu femenino, consintiera en fotografiarse en aquella situación que tanto contrastaba con sus opiniones posterioes: "? vas con mujeres? No olvides el látigo?"...Frederic Nietzsche ha pasado a la historia como el "gran misógino". Pero no siempre fue así: Nietzsche amó a una sola mujer. Su poema filosófico, "Así habló Zaratustra" puede considerarse como el producto de éste amor frustrado.
Ella permaneció virgen hasta los treinta años y jamás mantuvo relaciones sexuales con su marido, el doctor Andreas. Tras su ruptura, Nietzsche dijo de ella que sufría "atrofia sexual". Sus biógrafos cuentan que por esas fechas -entre los 20 y los 30 años- "le faltaba calor y vida a su rostro". Su complicada vida erótica y sentimental explica el interés desmesurado que sintió por la obra de Freud.La cohabitación en Berlín de Lou y Ree dura cinco años y se separan debido a las peticiones de casamiento por parte de Rée.Conoce al linguista Friedrich Carl Andreas con el cual se une en "matrimonio no consumado". En 1888, cuando era catedrático del Instituto de Lenguas Orientales de Berlín, conoció a Lou Salomé. Logró que le dijera el ansiado "si" intentando suicidarse ante los ojos de su amada; es ella quien nos describe la escena: "con ademán pausado, cogió la navaja y se la clavó en el pecho". Aquella sangre derramada los unió para siempre.Permanecieron casados cerca de 43 años, durante ese tiempo, el doctor Andreas jamás la poseyó físicamente, pero nunca la perdió del todo. Si bien es cierto que mantuvo relaciones con otros hombres, íntimas en algunos casos, no es menos cierto que siempre, antes o después, volvió con "herr doktor".Por las noches, Andreas daba clases particulares en su domicilio de Gottingen a un grupo seleccionado de alumnos. Estos y sus colegas de facultad jamás dudaron de que realizaba lo que calificaron como "estudios ocultos" y que suscitaron rumores entre sus colegas. Era capaz de inducir alucinaciones en sus discípulos, conocía perfectamente las técnicas de hipnosis y sugestión y fue uno de los primeros europeos en estar familiarizado con los distintos yogas hindúes.Le atraía particularmente la tradición irani. Realizó la primera traducción completa del "Zend Avesta" como tributo a la sangre real persa que fluía por su venas.Lou conocía a la perfección las grandes religiones orientales, budismo, hinduísmo e islam, incluso en su esoterismo; su marido fue uno de los introductores del orientalismo en Europa y conocía todas estas tradiciones desde el interior.Quienes conocieron a Lou Salomé nos la describen como alta, de ojos azules, "muy luminosos"; con los años su pelo había adquirido un tono platino. Con nariz respingona y boca suave, había conservado un aspecto atractivo a pesar de su edad.A pesar de diversos acontecimientos como los frecuentes viajes de ella y de las relaciones sentimentales de ambos con terceros, los dos permanecerán juntos hasta el fin de sus días.En los círculos intelectuales centroeuropeos de principios de siglo se decía que quien conocía a Lou Salomé, a los 9 meses traía un libro al mundo.Lou desenvuelve una vida muy frenética y produce una prolífica obra literaria. En su obra narrativa destacanse dos novelas de ambiente ruso: Ma (1901) e Im Zwischenland (1902); pero se la recuerda sobre todo por sus biografías de Nietzsche y Rilke : Friedrich Nietzsche in seinen Werken (1894) y Rainer Maria Rilke (1928). La biografía de Nietzsche que es hoy todavía considerada la obra que más a penetrado el espíritu del filósofo, mostrando un profundo conocimiento del carácter del amigo como también de una grande profundidad psicológica. Propone en dicha biografía la subdivisión del itinerario especulativo del filósofo en tres fases: fase wagneriana y Shopenhauriana:Pasaje a la fase positivista y a la amistad con Paul Ree.Adición del aforismo como forma de escritura.La tercera fase coincide con el alejamiento de Rée y con el dominio del impulso religioso, que se resuelve con un trágico conflicto: dios como necesario y el deber de negarlo.Si por momentos pueden parecer discutibles las interpretaciones de Lou de la filosofía nietzschiana, sigue siendo indudable por el contrario suintención en trazar un perfil psicológico.Además escribe críticas teatrales. Su intensa actividad intelectual la obliga a desplazarse por las principales ciudades en las cuales hierve el espíritu de final de siglo XVIII: Berlín, París, Mónaco, Viena.En el año 1897 conoce al joven poeta Rainer Maria Rilke con el cual se une en una relación sentimental de la cual dan testimonios un intenso intercambio epistolar. Realizarán dos viajes a Rusia en los años 1899-1900, los que resultaran sumamente estimulantes para ellos.En 1911 participa del congreso de la Sociedad Psicoanalítica de Viena.Después, en 1912 volvió a Viena para iniciarse en el psicoanálisis. Freud dice: "Mi hija, que era íntima amiga suya, le oyó una vez lamentarse de no haber conocido el psicoanálisis en su juventud. Pero, después de todo, en aquellos días no existía tal cosa" Empieza sus estudios incluida su formación bajo la dirección de Freud, así él se volverá colega como amigo y confidente en los difíciles años de la guerra.En 1911, cuando contaba 50 años, conoció a Sigmund Freud. Visitó al psiquiatra vienés con la esperanza de que éste pudiera revelarle algo sobre los misterios de su personalidad.Fue la primera "grouppie", la primera mujer que tuvo acceso a tertulias hasta entonces vedadas al género femenino. Conoció bien la bohemia de París, Berlín y Viena. Tuvo como pretendientes a las más grandes inteligencias de su tiempo. Pero, sobre todo, fue una mujer de sexualidad anómala. No se sintió jamás madre ni amante, probablemente tampoco mujer sino hasta muy avanzada su madurez...Por entonces Lou ya había adquirido fama mundial. No en vano había sido la primera psicoanalista distinguida y la única mujer que Freud aceptó en él "círculo interno" de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. Lo cual no era poco.Los 25 años siguientes Lou se dedicará completamente al psicoanálisis, como psicoanalista y como investigadora.Lou Andreas-Salomé adquirió una notable popularidad tras la publicación, en 1951, de la primera edición alemana de su autobiografía: Mirada retrospectiva, que sirvió a Liliana Cavani para hacer su película Más allá del bien y del mal. La presente edición surge de un segundo manuscrito encontrado posteriormente por Ernst Pfeiffer, amigo personal de Lou Andreas-Salomé, que sin diferir en lo sustancial con el anterior, lo completa y lo hace más preciso.Además, nos asomamos a una vida sumamente heterodoxa para los patrones convencionales y morales de su tiempo y, en cierto modo, anticipadora del movimiento de liberación de la mujer.Por último, cabe resaltar la estructura de la obra. Lou Andreas-Salomé no realiza una exposición lineal de sucesos personales, sino que salta continuamente de la anécdota o del hecho al plano de la reflexión más general. Como anuncia el subtítulo, «Compendio de algunos recuerdos de la vida», lo que le interesa no es la descripción secuencial de su existencia, sino la búsqueda de ese sentido más profundo e invisible que realmente constituye el hilo de todo el relato.La importancia de esta autobiografía es que nos aproxima a una de las épocas más atractivas y de mayor creatividad y esplendor de la cultura centroeuropea.En 1937 a la edad de 76 años moría en Gottingen, Lou Andreas Salomé, un destino excepcional. Sus paisanos la tenían por una mujer extraña; su marido, el doctor Andreas, practicaba técnicas aprendidas en Oriente y tenía en su esposa a la principal colaboradora. La llamaban "la bruja de Hamberg".
Rilke dejaba que todo le sucediera, lo sublime y lo macabro. En esa frase cabe cierta sabiduría decimonónica --o romántica, vamos-- que el siglo que está por terminar erosionó. No nos preocupa la belleza, sino el espanto, pero nuestras pobres almas tienen una sola puerta por la que pasan ambas cosas. La cerramos para sentirnos seguros, y entonces no pasa nada.
Cuando Nietzsche conoció a aquella jovencita que daba muestras de una singular madurez e inteligencia, y que, por lo demás era excepcionalmente atractiva, se sintió inmediatamente seducido por ella. Pero Lou solo amaba el pensamiento de Nietzsche, en absoluto al hombre. Lo rechazó una y otra vez. Finalmente en 1982, el filósofo perdió toda esperanza. Unas semanas después se encerró en su pequeña habitación; era el mes de febrero de 1883. En pocos días, Nietzsche compuso su gran poema filosófico que nació como fruto del desengaño y la frustración por un amor imposible."Zaratustra" salvó de la locura a Nietzsche durante unos años. Tras la ruptura con Lou, habló de suicidarse; sacó fuerzas de flaqueza, rechazó la posibilidad de cualquier otro amor e intentó transmutar en fuerza interior su soledad. Seis años después se derrumbaría. A partir de 1889 su locura sería irreversible. moriría dos años después.La irrealidad del sueño no impide que Lou y Nietzsche realicen un intenso intercambio intelectual y espiritual.Ella prefirió siempre el contacto espiritual e intelectual antes que el físico. Era indiferente a los sentimientos que despertaba en los hombres que conocía ; prefirió siempre el pensamiento al hombre que lo encarnaba, el contacto espiritual antes que el físico.En el verano de 1880, Paul Ree, Federico Nietzsche y Lou Salomé se encontraron en Lucerna, Suiza. Animados como estaban y en un ambiente de franca y cordial camaradería, fueron a visitar al fotógrafo Jules Bonet. Este tenía en su plató un pequeño carro para decorar escenas campestres. Contrariamente a la opinión del fotógrano, Lou se subió sobre el carro y pidió que Nietzsche y Ree hicieran ademán de tirar de él. Ella, entre tanto, blandía amenazadora un látigo.La foto ha tardado años en conocerse y resulta, cuando menos curioso que el filósofo misógino que escribiera las mayores diatribas contra el espíritu femenino, consintiera en fotografiarse en aquella situación que tanto contrastaba con sus opiniones posterioes: "? vas con mujeres? No olvides el látigo?"...Frederic Nietzsche ha pasado a la historia como el "gran misógino". Pero no siempre fue así: Nietzsche amó a una sola mujer. Su poema filosófico, "Así habló Zaratustra" puede considerarse como el producto de éste amor frustrado.
Ella permaneció virgen hasta los treinta años y jamás mantuvo relaciones sexuales con su marido, el doctor Andreas. Tras su ruptura, Nietzsche dijo de ella que sufría "atrofia sexual". Sus biógrafos cuentan que por esas fechas -entre los 20 y los 30 años- "le faltaba calor y vida a su rostro". Su complicada vida erótica y sentimental explica el interés desmesurado que sintió por la obra de Freud.La cohabitación en Berlín de Lou y Ree dura cinco años y se separan debido a las peticiones de casamiento por parte de Rée.Conoce al linguista Friedrich Carl Andreas con el cual se une en "matrimonio no consumado". En 1888, cuando era catedrático del Instituto de Lenguas Orientales de Berlín, conoció a Lou Salomé. Logró que le dijera el ansiado "si" intentando suicidarse ante los ojos de su amada; es ella quien nos describe la escena: "con ademán pausado, cogió la navaja y se la clavó en el pecho". Aquella sangre derramada los unió para siempre.Permanecieron casados cerca de 43 años, durante ese tiempo, el doctor Andreas jamás la poseyó físicamente, pero nunca la perdió del todo. Si bien es cierto que mantuvo relaciones con otros hombres, íntimas en algunos casos, no es menos cierto que siempre, antes o después, volvió con "herr doktor".Por las noches, Andreas daba clases particulares en su domicilio de Gottingen a un grupo seleccionado de alumnos. Estos y sus colegas de facultad jamás dudaron de que realizaba lo que calificaron como "estudios ocultos" y que suscitaron rumores entre sus colegas. Era capaz de inducir alucinaciones en sus discípulos, conocía perfectamente las técnicas de hipnosis y sugestión y fue uno de los primeros europeos en estar familiarizado con los distintos yogas hindúes.Le atraía particularmente la tradición irani. Realizó la primera traducción completa del "Zend Avesta" como tributo a la sangre real persa que fluía por su venas.Lou conocía a la perfección las grandes religiones orientales, budismo, hinduísmo e islam, incluso en su esoterismo; su marido fue uno de los introductores del orientalismo en Europa y conocía todas estas tradiciones desde el interior.Quienes conocieron a Lou Salomé nos la describen como alta, de ojos azules, "muy luminosos"; con los años su pelo había adquirido un tono platino. Con nariz respingona y boca suave, había conservado un aspecto atractivo a pesar de su edad.A pesar de diversos acontecimientos como los frecuentes viajes de ella y de las relaciones sentimentales de ambos con terceros, los dos permanecerán juntos hasta el fin de sus días.En los círculos intelectuales centroeuropeos de principios de siglo se decía que quien conocía a Lou Salomé, a los 9 meses traía un libro al mundo.Lou desenvuelve una vida muy frenética y produce una prolífica obra literaria. En su obra narrativa destacanse dos novelas de ambiente ruso: Ma (1901) e Im Zwischenland (1902); pero se la recuerda sobre todo por sus biografías de Nietzsche y Rilke : Friedrich Nietzsche in seinen Werken (1894) y Rainer Maria Rilke (1928). La biografía de Nietzsche que es hoy todavía considerada la obra que más a penetrado el espíritu del filósofo, mostrando un profundo conocimiento del carácter del amigo como también de una grande profundidad psicológica. Propone en dicha biografía la subdivisión del itinerario especulativo del filósofo en tres fases: fase wagneriana y Shopenhauriana:Pasaje a la fase positivista y a la amistad con Paul Ree.Adición del aforismo como forma de escritura.La tercera fase coincide con el alejamiento de Rée y con el dominio del impulso religioso, que se resuelve con un trágico conflicto: dios como necesario y el deber de negarlo.Si por momentos pueden parecer discutibles las interpretaciones de Lou de la filosofía nietzschiana, sigue siendo indudable por el contrario suintención en trazar un perfil psicológico.Además escribe críticas teatrales. Su intensa actividad intelectual la obliga a desplazarse por las principales ciudades en las cuales hierve el espíritu de final de siglo XVIII: Berlín, París, Mónaco, Viena.En el año 1897 conoce al joven poeta Rainer Maria Rilke con el cual se une en una relación sentimental de la cual dan testimonios un intenso intercambio epistolar. Realizarán dos viajes a Rusia en los años 1899-1900, los que resultaran sumamente estimulantes para ellos.En 1911 participa del congreso de la Sociedad Psicoanalítica de Viena.Después, en 1912 volvió a Viena para iniciarse en el psicoanálisis. Freud dice: "Mi hija, que era íntima amiga suya, le oyó una vez lamentarse de no haber conocido el psicoanálisis en su juventud. Pero, después de todo, en aquellos días no existía tal cosa" Empieza sus estudios incluida su formación bajo la dirección de Freud, así él se volverá colega como amigo y confidente en los difíciles años de la guerra.En 1911, cuando contaba 50 años, conoció a Sigmund Freud. Visitó al psiquiatra vienés con la esperanza de que éste pudiera revelarle algo sobre los misterios de su personalidad.Fue la primera "grouppie", la primera mujer que tuvo acceso a tertulias hasta entonces vedadas al género femenino. Conoció bien la bohemia de París, Berlín y Viena. Tuvo como pretendientes a las más grandes inteligencias de su tiempo. Pero, sobre todo, fue una mujer de sexualidad anómala. No se sintió jamás madre ni amante, probablemente tampoco mujer sino hasta muy avanzada su madurez...Por entonces Lou ya había adquirido fama mundial. No en vano había sido la primera psicoanalista distinguida y la única mujer que Freud aceptó en él "círculo interno" de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. Lo cual no era poco.Los 25 años siguientes Lou se dedicará completamente al psicoanálisis, como psicoanalista y como investigadora.Lou Andreas-Salomé adquirió una notable popularidad tras la publicación, en 1951, de la primera edición alemana de su autobiografía: Mirada retrospectiva, que sirvió a Liliana Cavani para hacer su película Más allá del bien y del mal. La presente edición surge de un segundo manuscrito encontrado posteriormente por Ernst Pfeiffer, amigo personal de Lou Andreas-Salomé, que sin diferir en lo sustancial con el anterior, lo completa y lo hace más preciso.Además, nos asomamos a una vida sumamente heterodoxa para los patrones convencionales y morales de su tiempo y, en cierto modo, anticipadora del movimiento de liberación de la mujer.Por último, cabe resaltar la estructura de la obra. Lou Andreas-Salomé no realiza una exposición lineal de sucesos personales, sino que salta continuamente de la anécdota o del hecho al plano de la reflexión más general. Como anuncia el subtítulo, «Compendio de algunos recuerdos de la vida», lo que le interesa no es la descripción secuencial de su existencia, sino la búsqueda de ese sentido más profundo e invisible que realmente constituye el hilo de todo el relato.La importancia de esta autobiografía es que nos aproxima a una de las épocas más atractivas y de mayor creatividad y esplendor de la cultura centroeuropea.En 1937 a la edad de 76 años moría en Gottingen, Lou Andreas Salomé, un destino excepcional. Sus paisanos la tenían por una mujer extraña; su marido, el doctor Andreas, practicaba técnicas aprendidas en Oriente y tenía en su esposa a la principal colaboradora. La llamaban "la bruja de Hamberg".
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