23 jul 2005

DE OTRAS YERBAS

Bob Marley se desmayó mientras corría por el Central Park en septiembre de 1980 y un neurólogo le diagnosticó un tumor en el cerebro. Tres días después subió al escenario en Pittsburgh. Sería la última vez.
El propósito de mantener la enfermedad en secreto era para negociar con PolyGram un nuevo contrato por diez millones de dólares. Pero PolyGram interrumpió las negociaciones cuando supo que estaba paralítico de la cintura para abajo. Algunos amigos le recomendaron al especialista alemán Josef Issels, un médico controvertido que había servido como oficial a la SS durante la Segunda Guerra y figuraba en la lista negra de la Sociedad Oncológica Norteamericana, pero mantenía una excelente reputación dentro de los círculos de la medicina alternativa. El 9 de noviembre, Marley se internó en su clínica. Contra todas las expectativas, mostró una mejoría: a los dos meses, jugaba un poco al fútbol y le empezó a crecer el pelo. Pero en marzo había vuelto a empeorar.
Marley murió en Miami, la ciudad donde vivía su madre, el 11 de mayo. Su cuerpo volvió a Jamaica el 19 de mayo. Dos días después, se llevó a cabo su funeral. Los Wailers y las I-Threes cantaron "Rastaman Chant" y "Natural Mystic". Después, el cortejo partió rumbo a St. Ann, donde su cuerpo fue depositado en un mausoleo blanco junto a la casa donde había vivido de niño. Mucho después de que se hubieran ido los políticos y las autoridades, la noche se inundó del tenue resplandor rojo que desprendían los cálices de marihuana de los rastas que vigilaban desde los montes.

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