6 oct 2007

LLAMALA COMO QUIERAS



"¿Jazz, rock, underground, clásico? Me niego a compartimentar los géneros. No es así como contemplo la música. Parto de una base completamente diferente. Cuando alguien que se considera aficionado al jazz me dice que ya no toco jazz, me quedo perplejo. Nunca decido qué tipo de música voy a tocar, sencillamente porque nunca he pensado que la música se divide en diferentes categorías. Además, ¿cómo es un aficionado al jazz? Por lo general, es alguien que siempre quiere oír los mismos viejos tópicos. ¿Por qué? ¿Acaso siempre lleva la misma ropa? ¿Sale siempre con la misma mujer? ¿Va siempre con la misma gente?"

Esto decía Miles Davis en 1971. Un año antes, había revolucionado y horrorizado al jazz con Bitches Brew, un álbum que proponía una verdadera ruptura con los cánones del jazz, a la vez que marcaba una apertura que enriquecería de allí en más un nuevo subgénero: el jazz-rock. Si bien Davis ya trabajaba su música a partir de instrumentos eléctricos y con una importante posproducción en sus dos álbumes anteriores, los exquisitos Filles de Kilimanjaro e In A silent Way, es con Bitches Brew con lo que la aventura se convierte en extensas improvisaciones sin destino definido. Pura ruptura. Un cambio radical con el cual el trompetista se ponía nuevamente un paso delante de sus contemporáneos. Mucho público del jazz lo abandonó por "venderse" al pop, y ganó un público mucho mayor: el del rock de esos años. Bitches Brew es el álbum más vendido en la historia del jazz. Para ese entonces, Davis ya se había acostumbrado a renovar (como mucho, cada dos años) la formación de sus bandas. En general, convocaba a músicos jóvenes en los que él adivinaba el talento ideal para poder darle forma musical a su imaginería. También había escuchado a Jimi Hendrix ("Miles Runs the Voodoo Down", es una suerte de homenaje al guitarrista), y estaba fascinado con el bajo eléctrico, los teclados, el piano Rodhes, la guitarra eléctrica y las facilidades que presentaban las por entonces nuevas técnicas de grabación.

El experimentado y reconocido trompetista ya había transitado todas las modas que se habían cruzado en su carrera: bebop, hardbop, cool, jazz eléctrico y diversas fusiones. (Lo seguiría haciendo las dos décadas siguientes hasta llegar al último álbum de su vida, Doo Bop (1991), en el que comenzó a coquetear con el hip hop.) El bienio 1969/70 es un hito en la búsqueda de nuevas formas expresivas. De hecho, el tema "Bitches Brew", de 26 minutos de duración, es lo más logrado en ese aspecto: no hay arreglo ni melodías ni ritmos bailables ni letras fáciles de retener. Todo es una confluencia de sensibilidades que a cada escucha obtiene reacciones distintas. Ese mismo año, 1970, participó en el Festival de la Isla de Wight. Tras una actuación de 38 minutos ininterrumpidos, al bajar del escenario le preguntaron cómo se llamaba esa música. "Llámala como quieras", dijo.

Había marcado el comienzo de un nuevo camino.

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